La sociedad del instante

No me acaba de convencer muchas cosas de esta sociedad del vivir todo hoy, toda ya, de ese placer superficial. No hay espera. Por lo que no hay deseos. Y si no tienes tiempo para desear una cosa, no la disfrutas igual. Como me decía hoy el amigo Migue: antes esperábamos el martes por la noche para ver Farmacia de Guardia. Una semana de espera. Lo mismo pasaba con los viernes del Un, dos, tres y la ruperta. Hoy ya tenemos plataformas para ver las películas y las series ya. Hoy, un regalo en enero está pasado de moda para diciembre, cuando antes los regalos eran los mismos navidad tras navidad. No hemos dejado lugar al deseo. Y para el deseo se necesita tiempo para imaginar. No solo hemos perdido deseo sino fantasía. El tenerlo todo no deja lugar para la imaginación.

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