El domingo son las elecciones andaluzas. Hemos tenido una campaña en la que hemos visto reproches, tú más y pocas propuestas. Nadie ha dicho que queremos un mundo de mejor calidad. Y eso era lo más importante en Andalucía, en España y en Europa. Se han perdido las propuestas claras de cómo lograr que todo vaya mejor. Y en los mensajes se hablan de muchas cosas, menos de la gente. Las personas deben ser el centro de todo. Y dentro de ellas, los jóvenes, los padres y madres de familia, los ancianos. Hay que defender la dignidad humana por encima de cualquier ideología. No se engañen. Las ideologías son las que muchos oportunistas utilizan para alcanzar el poder. De un lado y de otro.
La gente no cree en nadie. No solo ha perdido la confianza en la política, sino en la vida real. ¿Y saben el porqué? Pues porque se creó un mundo donde se dice algo y se hace otra cosa. El arte de mentir hacia fuera y hacia adentro. Tenemos una sociedad individualista, oportunista, materialista y egoísta. Nos preocupamos solo de la felicidad personal, dejándonos la grandeza de las pequeñas cosas que están en las personas que nos rodean. Eso nadie lo ha dicho en campaña. Han dicho que todos somos maravillosos para que los votemos. Nadie dice la verdad o simplemente dice la verdad que le interesa. Lo único real es que nuestra vida no la arreglan 20, 50, 100, 200 ó 500 políticos provinciales, andaluces o españoles. La tenemos que arreglar nosotros. Por mucho que votemos. Por eso me hace gracia quien defiende a un partido o a otro por cuestión de colores. No obstante, es importante votar aunque todos sepamos que los políticos se han convertido o los han convertido en unos oportunistas que quieren ser alguien creando identidades falsas.
No nos engañemos uno es lo que por sus logros. Y esos son los que consiguió en su vida: estudios, trabajo, formación, cariño de los suyos, lealtad, honradez. Los principios básicos de la vida son sencillos de decir y difíciles de cumplir. Y para conseguirlos hace falta simplemente atender al sentido común. Ser lo que realmente eres. Ni más ni menos. Hay gente que quiere ser alguien, para ello crea una identidad social falsa. Con lo sencillo que es mostrarse como un es sin esconder nuestras imagen, nuestra procedencia, nuestro barrio, nuestra casa.
En cada cita electoral se vende un sueño. Un sueño con pocas probabilidades de que ocurra. Los que lo venden sabrán por qué lo venden. Si es porque están convencidos de que lo van a cumplir o es para llegar ellos al poder. Ellos sabrán. ¿Y los que lo compran? Nosotros. Unos lo compran completo y lo defiende ante los demás. Sabiendo que los únicos sueños que existen en la política actual son los de los propios políticos por situarse. Se han olvidado de soñar por la gente. Le piden el voto pero no piensan en ellos. Le dicen que van a hacer esto sin importarle si luego lo cumplirán o no. Se dirigen a los demás rivales políticos y no al ciudadano (que es el que importa). Cosas que están haciendo todos los partidos y por las que la gente está perdiendo la confianza en ellos.
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