Empate a uno en el derbi de la zona Norte. Pozoblanco y Peñarroya se llevaron un punto de un partido en el que ninguno se fue contento con la igualada. Para el Pozoblanco es un pinchazo y para el Peñarroya es poco botín después de tener el 0-2 en un mano a mano de Álex Gil con Vicente Calonge.
El duelo empezó con un Pozoblanco ‘tocón’ que movía de lado a lado el balón pero que no acertaba con el último pase. Los delanteros, sin embargo, no entraban en juego, a veces por la defensa de los visitantes y en ocasiones por la imprecisión del último pase. Ya advirtió Quero que no convenía mirar al bonito paisaje (6 de 7 victorias) por más a gusto que se sintiera. Se sentía cómodo en el campo aunque el Peñarroya no le dejaba entrar a la zona de acción. El área le quedaba lejos. Aun así, tuvo la primera ocasión en un tiro de Zara. El Peñarroya empezó, poco a poco, a salir de su campo. Incluso llegó. Tena tuvo una. Su tiro lo cruzó demasiado después de una buena jugada llevada por él. Dos minutos después le anularon un gol en el que el árbitro ya había pitado antes del desenlace final.
Por entonces, el Pozoblanco ya no llegaba tanto y el Peñarroya se había sacudido el miedo. Tras el descanso, el partido fue otro. Habría más de todo. Más ocasiones, los goles y un partido más roto. Solo se habían cumplido dos minutos del segundo acto cuando Sanz se la puso medida para la cabeza de Álex Gil quien adelantó al Peñarroya en el marcador. El Pozoblanco se lanzó a por el empate con todo. Adriano lo intentó desde su banda. Carlos Moreno desde la otra. Pero no llegaba. Era difícil encontrar espacios con un Peñarroya bien posicionado. Apretaban pero no encontraban a Díaz. Las escaramuzas del área no se concretaban. Y estaban las contras. En una de ellas tuvo Álex Gil la puntilla del partido. Se plantó solo ante Calonge. Este le aguantó tan bien que cuando fue a tirar ya no veía portería. Rechazó el guardameta pozoalbense pero el rechace cayó a Matías quien se topó con un milagroso Calonge. Posteriormente se cumplió el refrán de que quien perdona lo acaba pagando.
Pasada la media hora, a la salida de un saque de esquina, la pelota rebotada acabó en la red de Díaz después de un tiro de Zara. 1-1. El marcador ya no se movería. El Pozoblanco quiso más pero no corría la bola, resultaba muy difícil acelerar el juego. Apenas hubo más ocasiones. A los de Javier de la Torre les interesaba un partido quieto. Faltó la fantasía de algún duende que navegara por la poblada defensa rojilla. Nadie rompió arriba. Faltó ese jugador para marcar la diferencia en esos partidos cerrados. Pero al Pozoblanco el partido se le hizo muy largo y pesaroso. No obstante, hay calidad en la plantilla y este equipo tiene calidad y ganas. Empate justo el que se dio ayer en el Municipal. Reinó la deportividad dentro y fuera del campo. Queda mucha liga. El Pozoblanco tiene muy a tiro su objetivo (el ascenso) y el Peñarroya también (la salvación).
Deja una respuesta