El mundo ha cambiado de calle

¿Y la calle? ¿Y los pueblos? Pues llenos de locales vacíos. No se han enterado que el mundo se ha mudado de domicilio: está en internet. Todo es virtual. Nada es lo que parece. Nada es real. Donde había una pastelería, ahora hay cocheras. Donde había una mercería, hay unas viviendas con pisos. Qué pena.
La gente, antes, se peleaba por tener un local en el centro del pueblo. Ya fuera en propiedad o en alquiler. Y montar un comercio o un negocio. Con su escaparate, con sus prendas y productos, con su nombre en letrero.
Pasear mirando escaparates, comercios y gente que vendía con una sonrisa. Entrabas a la tienda y veías como estaba todo puesto, decorado, que te recibieran con un: ¡buenos días! No tenía precio.
Y esa vida de comprar en casa, que el dinero quedase en la tierra de uno, que si tenías algún problema te lo resolvían. Todo eso acabó. Hoy compramos en un comercio electrónico en el que no hay escaparate en la puerta, no tienes que pasar por la calle, ni tampoco nadie que te diga: ¡buenos días!
No vas a por tu prenda, te la traen a tu casa en un paquete. Y no tienes que pasear, ni mirar tiendas, ni decir lo que buscas, ni dejar el dinero a los de al lado. Hoy somos un poquito más robots y menos que mañana.
El mundo ha cambiado de domicilio. Todo es abstracto. La ilusión, también.

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