Hay lugares que, a pesar de estar abandonados y olvidados, elaboraron los mejores productos del planeta. Yo nací en uno de esos lugares de los que se escuchan poco en las noticias (excepto cuando algo tenebroso pasa en ellos).
Yo me crié aquí y vi como la tierra, bien trabajada, con sacrificio y sudor, permitió que muchas personas tuviesen la comida del día a día; sobrevivir a través de la agricultura y los animales. Yo vi como la gente criaba sus cerdos, vacas, ovejas, cabras… o recogía su cosecha o sus aceitunas. Mejor imposible. Buenos ganaderos y agricultores. El mejor jamón, la mejor leche, el mejor queso, el mejor aceite. Pero también vi el esfuerzo que hacían para sacar sus campos adelante. Con poco ayuda y, ni tan siquiera, ser bien vistos.
Porque la gran jodienda del mundo rural es que al que trabaja en el campo, que se deja la vida, las horas del día y el disfrutar de la familia, no lo ven como un héroe sino como un villano. Es un productor y un generador de riqueza. Los pueblos han sobrevivido gracias a la agricultura y la ganadería. Y han sido los que más han cuidado el planeta. Los que cuidan el planeta son los que trabajan la tierra y no los que la abandonan y viven lejos de ella. Los Pedroches este fin de semana presenta uno de sus productos estrella: el jamón (el mejor del mundo). Lo hace en medio de una dehesa que pide agua. La hierba parda, la falta de mano de obra y de relevo generacional, las trabas burocráticas, la explotación con los sobrecostes y el desprecio al mundo rural hacen que todo esté en el disparadero. Nuestros antepasados no contaron con las ayudas tecnológicas y avances que ahora tenemos aunque tampoco tuvieron tantas trabas y tantos anti de todo que hay. Analfabetos del mundo rural que quieren dirigirlo en unos despachos de grandes ciudades sin saber realmente que es el campo, el esfuerzo y los animales. Ellos, las nuevas generaciones, no tienen culpa alguna porque no le enseñaron el valor y significado que tiene la tierra, siempre y cuando la trabaje y cuide debidamente. Es una pena no saber el valor que tiene el mundo rural. Se está perdiendo el valor del mundo rural.
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