Jesús Vidal y el triunfo de lo humano

«A mí sí me gustaría tener un hijo como yo por tener a unos padres como vosotros». Fueron las palabras del emocionante discurso en los Goya de Jesús Vidal. Como él mismo decía no sabía lo que habían hecho: “reconocer a un actor con discapacidad”. Me encantó su discurso. Digo más. Me llegó. Y lo que más me fascinó es que no hablara de su actuación, de su obra, de su galardón. No divagó. Habló de la vida. De lo importante que es vivir. De los suyos. Nos dio una lección. Volviendo al origen. En donde empezó todo. En vivir sin más, siendo lo que eres. Queriendo lo que tienes y a los que tienes.

Lo reconozcamos o no, hemos vendido nuestra alma. Se la vendimos a nuestro trabajo, al dinero, a placeres poco duraderos, a nuestras urgencias del aquí y ahora, a nuestro afán por conseguir cosas que creemos que nos llenarán de satisfacción. Cosas que nos llenen en nuestra prisa por el hoy. Y hemos dejado lo importante. Nuestra alma.

En los últimos tiempos nos estamos dando cuenta que las personas que luchan por otras cosas nos están pasando. Hablo de esas que salvan obstáculos para seguir viviendo y luchan por las cosas importantes, las que saben saborear momentos verdaderos. Que van con el alma siempre en la mano. De un sitio a otro. Hablo de esas que quieren al que tienen al lado y lo demuestran. Hablo de esas que podrán tener una discapacidad pero tienen la capacidad de querer y la capacidad de hacer la vida sencilla. Hablo de las que aman a sus padres y comprenden lo que han hecho por ellos. Personas como Jesús Vidal quien solo tiene un diez por ciento de visión, pero que ve con el corazón cosas que a muchos se nos escapan.

Él se plegó a la vida. Su madre le dio la luna, su padre la ternura y sus hermanas el cariño como dijo en la Gala. No hay unas personas más valientes que los padres con un hijo con una discapacidad. Con esa entrega absoluta. Agotadora pero feliz. El arrojo de la vida. No hay camino fácil desde la tierra al cielo. Pero todo es más fácil cuando uno aprende a entregarse. Es la energía para seguir sorteando un suelo con muchos cristales rotos. Barreras que se superan. Las principales las de un modo de vida en el que se va con mucha prisa y poco sentimiento. Se mira poco a los demás. Integrar es querer a los que está viviendo contigo.

La aventura de existir. De tenernos unos a otros. Vidal no mencionó su éxito sino a las personas. A los que lo quieren.No se cansó de decir nombres acompañándolos de adjetivos. Una familia que luchó junta, que gritó junta, que avanzó junta para superar el dolor. Y creó esa felicidad.
A las personas se les reconoce fácilmente cuando les llega el éxito. Hay dos clases de personas. Los que salen a recoger el premio dándose golpes en el pecho creyendo merecerlo y los que entregan el premio a los que lo quisieron y lo quieren. Jesús Vidal fue de los segundos. Personas como él supieron perder muchas veces en la vida. Pero más impresionante es como supieron ganar. Lecciones de vida. Esas que tenían que aprenderse en las aulas. Ellos son los héroes. Los que luchan cada día. Y no los galácticos que nos venden.

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